UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




lunes, 21 de enero de 2013

PREGON FIESTAS DE ALBATANA 2013

Alcaldesa de Albatana, Diputada Regional, miembros de la corporación municipal, majas, albataneros y albataneras muy buenas noches.
Cuando mi alcaldesa, permíteme Isabel que te trate así, porque más allá de lo que el futuro nos depare tú (como ahora  Amparo en Fuente Álamo) siempre serás mi alcaldesa.
Como decía, cuando mi alcaldesa, me ofreció la posibilidad de ser el pregonero de las fiestas de Albatana en honor a San Ildefonso y La Virgen de La Paz, además de sentir un inmenso orgullo que hizo engordar 2 ó 3 kilos a mi ya, digamos que robusta, (por ser generoso conmigo mismo) anatomía, me hizo también adquirir de improviso una enorme responsabilidad.
¿Cómo hablar a  los hombres y mujeres de Albatana de algo como es su pueblo y sus fiestas de lo saben mucho más que yo?
Es sin duda este uno de esos casos, en el que el ponente, es menos docto en la materia que expone que sus oyentes y pido disculpas de antemano por si no logro salir con éxito de esta envite o no llego a lo que se espera de un pregón, que estoy seguro, habrá sido mucho más atinado en aquellos o aquellas que me precedieron y que, por haber nacido o vivido en este pueblo, han conocido mucho mejor que yo sus entresijos y costumbres.
He de reconocer, que, aunque en estos casi 8 años que llevo acudiendo a Albatana semanalmente he conocido muchas de las cosas de este pueblo, que ya puedo decir, si me dejáis, que es un poco mío, para escribir estas líneas he tenido que documentarme un poco con esa arma cargada de futuro, (como decía Gabriel Celaya de la poesía)  que es Internet y que, en cierto modo, ha venido a suplir la búsqueda casi heroica de investigadores y curiosos en lugares escondidos de bibliotecas públicas y privadas
Hecha queda hasta aquí la introducción para adentrarnos, brevemente, no quiero aburriros con una disertación histórica, en el origen de nuestro pueblo (ya me lo quedo pues no he oído voces en contra).
Antes solíamos empezar con aquello de dicen los papeles o los libros… Ahora, más moderno, dice mi pantalla de ordenador  que muy cerca de aquí en El Castellón, que hoy no es más que una cantera, hubo un asentamiento ibérico que fue catalogado por Luisa Soria en su libro “El horizonte ibérico del Castellón” y que dataría del SV antes de Cristo.
Otros autores, como el canónigo Juan Lozano, cuando realiza su Historia de Jumilla relaciona  Albatana con la antigua Eio, después llamada Elotana  ciudad de época visigoda, aunque en la actualidad se identifica más con restos hallados en el Tolmo de Minateda. Aunque los primeros datos puramente históricos y con documentos escritos los sitúa, el propio canónigo, en el año 1289 por un asunto de límites, cuando el Señor de Jumilla, un tal Gonzalo García de la Maza cita a  representantes de los pueblos vecinos del término de Jumilla entre los que se menciona, sin dar nombres a los de  Albatana-Ontur.
Se especula en esta época y en las postrimerías de la edad Media si Albatana y Ontur pertenecían o no al famoso Marquesado de Villena, pero existen pocos datos fiables. Al igual que son difusos los nombres de los primeros señores de las 2 villas… hasta que ya en época moderna aparece la familia Lope de Chinchilla, uno de cuyos miembros señor de Albatana y Ontur, fue procesado por la Inquisición… y cuando te coge por banda esta gente ya se sabe… te lo quitan todo, pasando previo pago de su importe, (que la inquisición no daba puntadas sin hilo) a un nuevo señor Pedro Zambrana y Fajardo y posteriormente en una nueva venta (que hay que ver que jugo le sacaban los señores a estas tierras) a otro sujeto de nombre Alonso de Entenza uno de cuyos descendientes el Marqués de Espinardo obtendrá en 1751 el censo enfiteútico para colonizar las tierras.
Ya en el XIX parece ser que los albataneros (y los ontureños) debían de estar un poco hartos (o hasta las narices de tantos señores o señoritos), el caso es que intentan quedar libres por un precio de 300000 pesetas de entonces, (que eran una pasta) a pagar (a plazos eso sí) lógicamente, a otro de estos señores… el Marqués del Campillo. Pero como quiera que este buen (o mal) señor se muere sin cobrar el último plazo… su heredera, otra pobre, supongo, la Condesa de Sástago y sus sobrinos que son Marqueses también (que por títulos no falte, oiga) no quieren por lo visto soltar el tema, se niegan a cobrar y librar carta de pago y registro de escritura.
Cuando por fin y tras dos años de negociaciones según se cuenta, se produce la llamémosle así liberación de Albatana y Ontur de sus señores (o señoritos) cuasi feudales, los dos enclaves permanecen unidos en un único municipio de 1900 a 1912 en que digamos (ahora que está de moda) que Albatana se “independiza” (el término jurídico es segregación) de Ontur y pasa a ser un municipio propio.
Un siglo y unos meses después aquí estamos, más bien aquí seguimos, haciendo cada uno en su esfera y en su campo Albatana, superado el convulso SXX de dictaduras, guerra, emigración y democracia y empujando al SXXI de crisis e incertidumbre hacia delante.
Porque la clave no está en lo que nos dice la historia de los señores que anduvieron o más bien manejaron estas tierras, la clave se asienta en aquellos que a lo largo de los tiempos se aferraron a este territorio, a veces con uñas y dientes para sacar adelante la vida.
Si echamos la vista atrás, hacia esos primitivos pobladores del mundo, seguramente encontraríamos a algunos de aquellos recolectores-cazadores que un día decoraron los abrigos de Minateda y que es más que posible que en sus expediciones en busca de alimento llegasen hasta aquí e incluso abatiesen, remedando las escenas de la cueva, alguna de sus piezas cerca del suelo que hoy pisamos.
Es muy posible que aquellos cazadores fuesen poco a poco haciéndose sedentarios a la par que transitaban por esa incipiente agricultura que hoy sigue siendo nuestro principal sostén.
Que creasen núcleos de pequeñas poblaciones como El Castellón, posiblemente dependientes del Tolmo, que el poder de Roma se pusiese de manifiesto, quien sabe si incluso dejando alguna obra (como a veces se especula) en el lugar donde hoy se mantiene en pie nuestro acueducto.
Es seguro que un día algo de los visigodos quedase en la conciencia colectiva  y que los musulmanes dotaron a estas tierras de muchos de sus avances y cultivos, incluso es bastante probable que el propio nombre de Albatana sea una reminiscencia Árabe.
En definitiva, gente, hombres y mujeres que labraron aquí su futuro a golpe de sudor y esfuerzo y a los que quiero dedicar un pequeño verso.
Allí donde se buscan las raíces…
Donde se escuchan las voces del pasado,
donde regresa el pueblo al mito y al origen…
donde el cielo era el único tejado
De los murmullos de los primeros pobladores
resuena El Castellón… vigilo el eco
romanos, visigodos, invasores
que cubren los vacíos y los huecos…
Se asoma hidraúlico, el musulman, avanza.
Ha venido a mezclarse con la tierra
viene la Reconquista y se abalanza…
golpean los timbales de la guerra.
Los siervos, al servicio… los señores…
Compraventa de pueblos y de villas,
al fondo, los sufridos labradores…
la siembra, la siega, las gavillas.
El pueblo va pidiendo su camino:
salir de servidumbre e ignorancia,
arando va la gente su destino
al final… por fin la democracia.
Pero la Historia la pequeña y la grande, la que sale en los libros y la que cuentan los ancianos se construye sobre el paisaje sobre el campo abierto y el monte bajo.
Decía yo en un verso antiguo sobre mi pueblo, Hellín, que ni es Mancha ni es Castilla y que por más que se acerque a la sierra y su quebrada y a la huerta de tiernos frutos en su ingle, mi pueblo era un enclave ausente de su entorno, algo así ocurre con toda la Comarca.
Donde la Mancha va perdiendo su condición de tal, allí nos encontramos, con ese monte bajo tan dado a la caza y el pastoreo y las tierras labradas en dos sentidos el de la vid y el olivo.
La tierra busca el agua precisa y necesaria y el hombre acomete las obras imprescindibles para ganarle el pulso al secano, en ese marco nuestro acueducto, tenga un origen remoto  o no, sea Romano o árabe es un claro ejemplo.
El actual, el que data del 1746, más o menos… con lo que queda del molino de arriba, dicen que es la obra hidráulica más importante de la Provincia y sin duda es cita obligada para el visitante: Sus 187 metros y sus arcos escarzanos terminan en el pozo que en su día servía para mover  la piedra del molino en esa búsqueda constante de hacer, de un bien preciado como el agua, una fuente de riqueza y prosperidad.
Luego queda el pueblo crecido a golpe de casa baja con su parque central como pulmón, que asombra a todo aquel que lo contempla por primera vez, punto de encuentro de jóvenes y mayores, parapeto a veces del viento que azota el espacio abierto… y su plaza… con la Iglesia neoclásica, el coqueto Ayuntamiento y el colegio como centro de vida y de futuro.
Las casas bajas ganadas al arado, los barrios levantados a ambos lados de la carretera forman parte del paisaje urbano, mientras se ven rodeados por caminos que conducen a las tierras de labranza.
Porque al final todo vuelve a la oliva y a la viña, al olivo y la vid, que en esa eterna historia de amor  siguen sustentando a sus hijos con los frutos de la tierra.
Yo, permitidme, he soñado ese idilio permanente entre el olivo y la vid con este poema.
El olivo, duro como el roble,
verde de aceituna dorada por el sol,
es mucho más fiel que cualquier hombre
cuando llama a las puertas de su amor.
No tiene la elegancia del almendro,
ni tiene el desparpajo del naranjo
pero envuelve en sus brazos el encuentro
con su amada en las noches de verano.
La viña, fuerte madre de sus hijos
que por septiembre alumbra su cosecha
se dibuja entre los ojos del olivo
y le ofrece sus brazos  y lo estrecha.
Le falta la altivez de la palmera
y no tiene la dureza de la encina,
pero es leal como una enredadera
abrazada a su esposo de por vida.
Por la noche… cuando la luna estalla
se hacen arrumacos en silencio,
 se acarician, mientras la  gente calla,
y se susurran versos con el viento.
El olivo la riega con aceite…
la vid pone en sus labios ambrosía…
juntos se dan al goce y al deleite…
y esperan que comience el nuevo día
donde vuelven a mirar a los humanos
y su constante devenir y su desvelo.
Mientras caminan juntos de la mano
y se aferran a esta tierra y este suelo.
Pero detrás, queridos amigos y amigas de Albatana, está la gente como decía Serrat en una famosa canción. Detrás de la Historia y de la tierra están los albataneros y albataneras que a lo largo de siglos hicieron con sus propias manos su pueblo y sus entrañas.
Están aquellos que un día se marcharon lejos a Francia a Alemania a Holanda… a la industrial Catalunya o más cerca a municipios limítrofes más populosos en busca de un futuro mejor para sus hijos y para ellos mismos, los que volvieron después, al retiro soñado de su pueblo, y los que solo vienen en fechas señaladas como esta reservándose cada año unos días de vacaciones
Y están los que se quedaron aquí aferrándose a la viña, los que montaron sus pequeños negocios, sus bares sus comercios y vieron crecer el pueblo en servicios y expectativas, que, no me resisto a decirlo, hoy parecen estar en juego, con esa pobre excusa de la crisis de la que no somos culpables.
Porque antes,  sabíamos lo que era una crisis fruto de una mala cosecha o de un desastre meteorológico, de la falta de lluvia o de su exceso, pero ahora donde parece que los asuntos de los pequeños municipios dependen de primas de riesgo, bolsas y déficit, seguimos estando detrás la gente y vosostros, nosotros, permitidme otra vez que me incluya, hombres y mujeres de Albatana, seguimos saliendo adelante con las mismas armas que cuando venía o viene mal dada la cosecha, con las armas de la solidaridad, el compartir lo poco o mucho que se tenga y los lazos familiares y de amistad que nos unen y/o se han ido forjando con el tiempo.
La gente de Albatana es fuerte, resistente, dura como sus cepas y a la vez generosa y  noble como el propio suelo que pisa y donde yacen sus antepasados, aquellos que un día se fueron para no volver.
A todos ellos a los que estáis y a los que no, a vosotros albataneros y albataneras  va dedicado este poema
A los que hicieron el pueblo poco a poco…
A los cautivos del campo y del arado….
A los cuerdos, los sabios y a los locos…
A los dueños del futuro y del pasado…
A los que hicieron vida, familia en Barcelona…
A los que hicieron de vivir un reto…
Al que solo marchó con su persona…
Mi cariño mi admiración y mi respeto.
Al que cambió la uva propia por francesa…
dejando atrás amigos, compañeros
A la que solo llevaba en la maleta
Adioses, volveré y echar de menos.
A los que en una fabrica holandesa
dejaron los mejores de sus años
con el pueblo y la gente en la cabeza
A los que hicieron suyo aquel país extraño
A los que fueron alemanes adoptivos
e hicieron del trabajo su libreto
 A la que hizo de los hijos su motivo
Mi admiración mi cariño y mi respeto.
A la que se quedó guardando casa
esperando el regreso del marido…
A la que se marchó y vio que el tiempo pasa
y vuelve en navidades a su nido
A los que se quedaron en la tierra…
y abrieron ese bar junto a la plaza
A los que hicieron un taller que nunca cierra
Y puedes encontrar de madrugada…
A la que puso un día la tienda en una esquina
o tiene listo el pan cada mañana
A los que echan una mano con la oliva…
A los que saben más de poda que las ramas…
A los que regresaron un día jubilados…
A las que entienden de cartas y papeles…
A los que vienen en días de mercado…
A los que saben de cazas y lebreles…
A los que llegaron un día para quedarse…
Al que se fue por no quedarse quieto…
A la que vino… tal vez a enamorarse…
Mi cariño mi admiración y mi respeto.
Al que viene los fines de semana…
Al que regresa en tardes de verano…
Al que nos mira detrás de una ventana…
A la que lleva a los niños de la mano…
Al chaval que marcha a estudiar fuera…
A la niña que monta en bicicleta…
A los que pasan saltando las aceras…
Al que toca en la banda la corneta…
A la que atiende y cuida del anciano…
A la que anda entre fregonas y balletas…
Al que abre la piscina en el verano…
A la que pone a los libros la etiqueta…
Al medico, al pastor, al boticario,
Al cura, al conductor, a los maestros,
A la cartera, al juez de paz, al funcionario
Mi cariño, mi admiración y mi respeto
Al que arregla la luz cuando se apaga…
Al que pone la gracia en la verbena…
Al que llega cansado hasta la almohada…
Al que suspira al ver la luna llena…
A los de ayer los de hoy y los de siempre…
A las madres, los padres, los abuelos…
A los que vieron las uvas de septiembre…
A los que pudo un día el desconsuelo…
A los que no volvieron de lo lejos…
A los que pueblan la tierra en sementera…
A los que no los reflejan los espejos…
A los que no pueden ver la primavera…
A los que yacen en pueblos extranjeros…
A los que cubre la piedra y el cemento…
A los que vamos a ver al cementerio…
Mi admiración, mi cariño y mi respeto…
Llegados a este punto y con el miedo a extenderme demasiado ya acechándome, quisiera hacer un pequeño giro, si hasta aquí he hablado más o menos de vosotros permitidme que hable un poco de mí, lejos de la solemnidad del resto del Pregón, pero intentando buscar la cercanía con vosotros que creo haber conseguido en estos años.
Podría decir que mis primeros recuerdos de Albatana se remontan a la infancia pero mentiría… si alguna vez os visité en la niñez en compañía de mis padres no me acuerdo y si no lo hice echadle la culpa a ellos, que no pueden defenderse.
El caso es que mi primer contacto (reconocible) con Albatana se circunscribe a unos pocos meses antes de empezar a trabajar aquí, hará de esto unos 8 años y pico más o menos, y ya sé que es imperdonable siendo yo hellinero, no haberos visitado antes.
Como decía hace 8 años y pico, yo, que en esas y otras muchas cosas, fui tardío, acababa de sacarme el carnet de conducir, casi por que a la fuerza ahorcan y lo iba a necesitar.
De tal suerte que… cierto día, y siendo casi la primera vez que conducía solo sin profesor de autoescuela, cuñao, padre, ni perrito que le ladre, decidí coger el viejo passat del 86 (que confundías a veces con el de Mansilla) heredado en vida, y dar una vuelta, para soltarme y esas cosas que cuestan mucho más pasados los 30, que a los 18.
Como la autovía me daba respeto y mi objetivo inmediato era Almansa como podréis comprobar con el resto del relato, enfilé esta carretera con ánimo de llegar a Cordovilla o por ahí, y volverme a mi casa como si de un héroe se tratara.
Sin embargo me envalentoné un poco o tal vez… quiero pensar que era Albatana, la que me llamaba, cual sirena seductora de Ulises en la Odisea, para ganarse un poco de este corazón que meses después empezaría a ser un poco Albatanero.
Y así llegué hasta aquí, sintiéndome como Hillary cuando llegó al Everest, con esa tontuna que tenemos los humanos, más los hombres que las mujeres, que conste, de creernos semidioses cuando hacemos por primera vez algo, sin saber en nuestra propia estupidez (la mía en este caso) que en ese mismo año lo iba a hacer todas las semanas.
Paré el coche encendí un cigarro como si acabase de… bueno ya sabeis… y antes de tomarme un café en el Benidorm y volver a casa llamé a Laura, que entonces era mi novia y que hoy (igual que entonces) sigue aguantando  mis tonterías (ella sabrá por qué) todos los días.
Le dije…-Estoy en Albatana, el próximo día llego hasta Almansa. 
Así, que queridos amigos y amigas, podemos decir que si Albatana no fue quien consolidó mi relación, como dicen ahora los modernos, si fue quien acortó las distancias, aminoró las facturas en autobuses y teléfonos y nos hizo ganar ese tiempo tan valioso para los enamorados.
El resto, ya lo conoceis, durante estos años que llevo trabajando aquí, jamás he tenido un mal gesto, una mala cara o un reproche de las gentes de Albatana y no solo eso sino que he tejido, gracias a vosotros y a vosotras, relaciones que van más allá de lo profesional, porque una de las ventajas que tenemos en los pueblos pequeños (de las pocas ventajas que aún nos dejan tener y que no nos pueden quitar) es la cercanía, lo que vulgarmente se dice de que aquí todo el mundo se conoce.
No solo aquí en el pueblo, cuando me preguntáis por las nenas,  sino cuando nos cruzamos haciendo compras y gestiones por las calles de Hellín y les echáis un piropo mientras el bobo de su padre se pone hueco y le dice a Belén (Esther ya está aprendiendo) ¿le das un besito?.
Incluso y como anécdota, una de las amigas del cole de mi hija, tiene sus raíces aquí en Albana y las pocas veces que coincido en la llevada o recogida de la cría, suelo preguntarle ¿Ahinoa has ido a Albatana? o ¿Cuándo vas? O la sorprendo si le digo ayer vi a tu abuela y cosas por el estilo.
Es justo admitir que hay relaciones personales, que, porque el trato es más constante, son tal vez más fuertes, por compartir charlas y mañanas en el Ayuntamiento, cafés del desayuno etc. etc. Para mí, tanto Isabel, como Federico, Ana, Pedro, Mansilla, Patricio, Darío, María o la propia Lucía que es una albatanera más y que pasa más horas del día aquí que en el propio Hellín, forman parte ya de lo que se suele definir como el círculo íntimo de amistades. Pero más allá de eso y con el miedo a ser pesado o reiterativo, repito que el calor y la proximidad que he encontrado en todo el pueblo, es algo que llevaré siempre conmigo. Solo puedo deciros. Gracias.
Pero yo no he venido a hablar de mí ni de mi libro como hizo Umbral en la famosa entrevista con la Milá, he venido a hablar de Albatana y sus fiestas en honor de San Ildefonoso y la Virgen de La Paz y otra vez como decía al prinicipio, los que hoy me escuchais sabeis mucho más que yo.
Es posible que haya invocaciones marianas mucho más famosas, que haya vírgenes con más devotos, imágenes con mayor valor artístico y mayores oropeles y lujos en sus mantos y coronas ¿pero puede haber algo más bello que una llamada a la concordia y al entendimiento, a la superación de los conflictos y las guerras como la que hace nuestra Virgen de la Paz?
Junto a ella, San Ildefonso, doctor de la iglesia, estudioso, orador, escritor de culto y uno de los artífices de la devoción mariana tan acendrada y tan presente en la cultura de los diferentes pueblos de España.
Paz y Sabiduría, Sabiduría y Paz, si los seres humanos conjugásemos esas dos palabras más allá de diferencias políticas, religiosas, culturales o económicas que distinto sería todo, que fácil sería la convivencia y que pronto podríamos estar alcanzando los umbrales de la felicidad soñada.
Lo mejor de las fiestas de Albatana es que juegan también con esa sabiduría popular y con la paz y  son la imagen misma de sus patrones, porque al fin y al cabo, son unas fiestas hechas por el pueblo y para el pueblo, con la propia contribución de todos los albataneros y albataneras que no solo son los que sustentan la fiesta con su esfuerzo su dedicación, su trabajo e incluso su propia aportación económica, sino que son ellos mismos los que las disfrutan y participan. Con lo que al final son, no solo destinatarios sino a la vez responsables de su éxito (la inmensa mayoría de las veces) y de un fracaso que no sucede nunca.
Albatana no solo tiene estas fiestas de enero, tiene también su San Isidro, recuerdo ahora aquél día 15 de Mayo de mi primer año de trabajo, que ignorante, me presenté poco después de las 8 de la mañana en el Ayuntamiento y abrí la puerta con mi llave.
Un poco extrañado de que no pasase nadie por allí, ni siquiera Federico, ni el secretario, pasó una hora o así hasta que empezó a llegar la gente para preparar la comida popular en el parque con la lógica pregunta de… Muchacho ¿Qué haces aquí si es fiesta?.
Como no hay mal que por bien no venga, aquel día mi trabajo consistió en ayudarles con los preparativos y luego comerme un buen plato de gazpachos regado con el rico vino albatanero.
O el día que estuve ayudando con la carroza de los Reyes Magos o con el santo para moverlo cuando lo iban a acicalar para la fiesta,  puedo asegurar que pesa, o poniendo sillas para alguna de las representaciones.
No siempre, no os creais que me echo flores, simplemente cuando ha coincidido que estaba por aquí y he tenido que echar una mano.
Porque como decía más arriba esa es la clave, hacer de la fiesta cosa de todos, como ocurre con vuestra Semana Santa, que además de tambores y procesiones, tiene esa maravilla de expresión teatral de un pueblo que son la Hossana y el Prendimiento, de los que tanto me han hablado y con las que tengo y entono un mea culpa enorme, una deuda pendiente, pero ya sabéis que, muchas veces los hellineros, pecamos de cierto ombliguismo con nuestra Semana Santa y nos parece que ni siquiera un año podemos faltar de a la cita de  miércoles santo en el Jardín y más aún cuando tenemos niños pequeños.
Como decía las fiestas que hacéis por y para vosotros, también las hacéis para la gente de nuestra comarca y en estas fechas bajan de Ontur y de Fuente Álamo, suben de Tobarra y de Hellín o se acercan de Jumilla, familiares y amigos para compartir con vosotros el desfile de carrozas, la imposición de bandas a las majas, los torneos de dominó o petanca, el almuerzo popular, el campeonato de palomos, los bailes, la revista o los guiñoles para los más pequeños…
Albatana, nos envuelve a todos en estos días en que compartimos mesa y vino, pan y risas, música y charla, juerga y resaca, llegado el caso.
Permitidme que una vez más, con la poesía ese lenguaje que heredé de mi padre Juanín y que el heredó de mi abuelo Juan, termine aquí esta intervención esperando no haberos aburrido mucho y haber captado algo de lo que vosotros, reitero mucho más que yo, sentís por este pueblo que ya digo, es un poco mío.
Las majas preparan ya sus galas,
la madre ya ha alisado los vestidos
bajo la atenta mirada del marido
¡Que guapa va su niña en su mirada!
Los amigos ultiman la carroza,
entre risas, discuten los detalles,
la banda está ensayando el pasacalles
los niños… sin colegio, ya retozan.
Acaricia con mimo al campeón
de vuelos compartidos y pensados
el palomo orgulloso… confiado
parece que le habla al criador.
Se pulen ya las bolas de petanca,
se plancha el tapete y la partida,
se olvidan los rencores, las heridas
queda lista la broma y la retranca.
Los pequeños esperan los guiñoles
con la ilusión que da el teatro en pequeñito
puesto, colchoneta, juego, cochecito…
esperan la revista los mayores.
Misa, devoción y procesiones…
con flores va la Virgen La Paz,
San Ildefonso asoma en el umbral
Rinde el pueblo homenaje a sus patrones
Se colocan las mesas y las sillas
se saca el vino ya de la bodega
calientan  los fogones… las paellas
entona ya la moza seguidillas
Combate el frío, el baile y los amigos
la tertulia, la copa, el compañero
seguro que se escapa algún te quiero
con la luna o el sol como testigo.
Despierta la comarca de su siesta
aparca ya su libro el estudiante
van llegando los de ahora y los de antes
Que en enero, mi pueblo (vuestro pueblo) está de Fiesta.
Felices Fiestas Viva San Ildefonso, Viva la Virgen de la Paz y Viva Albatanta



 


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