UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




jueves, 31 de enero de 2013

EL SIRIMIRI QUE NO CESA- CARTA A JUANÍN

Querido Juanín:          
¿Cómo estás?. Bueno supongo que bien, porque según me contabas siempre, en Gabor se está bien, mucho mejor que en este mundo imperfecto nuestro.
En ese Gabor de tus sueños (o realidades ¿Quién sabe?) donde la enfermedad ha sido erradicada, la justicia social es un hecho, más allá de lo que dicen las constituciones y las leyes y los conflictos se resuelven por medio del diálogo pues como dice el dicho “Hablando se entienden los gaboritas”. En ese Gabor, como te decía, supongo que no vives y, (subrayo la palabra vives) ajeno a las cosas de esta tierra mundana y a veces malsana que sigue tocándonos vivir, igual que no eres ajeno a las cuitas y preocupaciones de los que aquí quedamos… Pero permíteme, papá, que en esta carta a modo de recordatorio cuando se cumple un año de tu marcha, te hable un poco de cómo van las cosas, no sé si a modo de terapia propia o simplemente en la necesidad, nunca cubierta, de comunicarme contigo.
El caso es que aquí abajo, lejos de las estrellas siderales de tu planeta, la vida continúa sin dejarnos parar y eso, que no sé si es bueno o malo, al menos nos tiene entretenidos.
Mamá está bien, con sus dolores, pero bien, ya sabes tú que es mucho más fuerte (y no solo físicamente) de lo que parece, te echa mucho de menos, eso sí, pero va haciendo su camino, ya está sola en casa y eso es buena señal, se adapta, se sobrepone muchas veces y cuenta con nosotros, que al fin y al cabo, y estando tan cerca, somos un alivio para esa soledad que supone tu ausencia.
Las tías, los tíos… también andan bien, al menos hasta donde yo sé, ya los conoces, son reservados para sus cosas. Ahora azotados otra vez por este enero, que vamos a tener que marcar, igual que el abuelo marcaba su noviembre, en el calendario, con la muerte de la abuela, que quiero creer, que anda (porque cada uno debe tener el cielo en el que cree) en ese “Gabor” prometido por su fe en compañía de los suyos.
Y nosotros… pues las nenas están estupendas, Belén está preciosa y sigue tan cariñosa, habladora, imaginativa y curiosa como siempre, aún se acuerda de ti, te nombra muchas veces, cuando dice “este cuento me lo regaló el abuelo Juanín”, cuando ve las fotos o cuando coge alguna de tus libretas o pasa a la habitación. A su modo infantil de 4 años, quiero pensar, o más bien estoy seguro, que también te echa de menos. Imagino que los recuerdos, siendo tan pequeña, se irán borrando, misión nuestra, será conservarlos: tenemos las fotos, los poemas que le hiciste y nuestra propia memoria que en algunos casos tendremos que hacerla suya también.
Esther está en su salsa, me acuerdo que a veces tú tenías miedo por no poder controlar a Belén cuando te bajabas con ella al Caramelicos, (que por cierto ya no lo llevan Jose y Mari Carmen que se han jubilado) pues Esther es mucho más “peligrosa”, no para… los apelativos que le ponemos “terremoto” “tormento”… le van como anillo al dedo. Te aseguro que ha superado con creces a su hermana. Además de eso, está guapísima, es más “viva” que su “antecesora” y  cuando quiere incluso más simpática, pero también es más suya y parece que va a tener más carácter y (que Gabor nos coja confesados) más genio. Hay quien dice que ya no se parecen tanto, pero otros siguen diciendo que son iguales. Aunque ella, es difícil que se acuerde de ti, alguna vez, en la casa, coge tu foto y le da una especie de beso (está aprendiendo a darlos), no sabemos por qué.
Laura sigue también al pie del cañón, luchando cada día por ellas y por mí, te añora tanto o casi más que yo mismo, pues ya sabes que para ella eras mucho más que mi padre o su suegro. Combate las preocupaciones y lo incierto del futuro con esa fuerza y esa dignidad a prueba de bombas que a mí me faltan y por más que a veces parezca que le puede el cansancio o el pesar de no poder llegar a todo, siempre pone nuestras necesidades por encima de si misma. A veces pienso incluso que tal vez no la merezco, pero luego saco a relucir mi ego y digo que tampoco yo estoy mal y que algo tendrá el agua (en este caso yo) cuando la bendicen.
Somos felices… siempre y cuando la felicidad sea esto de quererse tanto, de sufrir a veces por las personas que quieres, de tener miedo por el devenir de los acontecimientos, por darle a nuestras hijas lo mejor y procurarles ese bienestar, que, y en los tiempos que corren más, parece estar en juego.
Porque el futuro es incierto, desde luego, y a todos los niveles, desde las propias situaciones personales a nivel laboral y asistencial, hasta las colectivas.
 Jugando con esto de la crisis, que huele un poco ya, se está llegando a unos límites que son insostenibles. A veces medio en broma medio en serio, comento que te fuiste a Gabor porque no querías verlo.
Supongo, que si en vez de estar escribiéndote esta carta, estuviésemos tomando una cerveza mañanera en el Sánchez, La Fundación o  el Caramelicos, se me escaparía algún exabrupto, pues esta espiral de recortes que deja atrás a los de siempre y maltrata, como siempre, a los que menos culpa tienen y menos lo merecen, me hierve la sangre igual que te pasaba a ti.
La concepción del mundo que adquirí de tu corazón y de tu intelecto, ya sabemos tú y yo, que no tiene nada que ver con el sitio a donde nos dirigen gente como la Cospedal o Rajoy o los que manden en ellos y los controlen, estén donde estén.
En cualquier caso lo peor, es posible que no sea si quiera la situación actual, ni tampoco la conciencia adormecida y adoctrinada (por esos medios de comunicación que tanto criticábamos) de la gente que parece, en muchas ocasiones, resignada a su suerte, lo peor papá, es el horizonte, que como en aquel western, que como tantos otros tu me enseñaste a amar, se me antoja tan lejano para que cambien las cosas, que da la sensación de que el tiempo y los derechos que perdemos hoy serán muy difíciles de recuperar mañana.
Muchas veces, todo se resume, o se  concreta, recurriendo, por enésima vez, a otro de nuestros lugares comunes. Miguel Hernández. ¿Recuerdas?
Por el cinco de enero
para el seis yo quería,
que fuese el mundo entero
una juguetería
Pero que al final todo quedaba en:
Mis abarcas desiertas…
Mis abarcas sin nada.
Sigo creyendo sin embargo, como Miguel y como tantos otros de los que hemos hablado alguna vez, desde Casáldaliga a Obama, desde Rousseau a Luther King, pasando por Vicente Ferrer, Ghandi o Pablo Iglesias… que otro mundo es posible, un mundo que se acerque en lo posible al idílico Gabor donde hoy te alojas y no pienso rendirme de momento.
Tal vez por eso, y por otras razones, ya lo sabes tú, que tome la decisión tras la debacle electoral autonómica y municipal de afiliarme a tu PSOE, y ya sabes que como hablamos entonces, era el momento (o yo lo creí así) de tomar partido (nunca mejor dicho) y comprometerse.
Ha sido un año convulso, con divisiones y ahora con dimisiones, no te creas, pero al final, allí estoy formando parte de la ejecutiva, ¡Cuánto echo de menos (y no solo yo) tu consejo y tu apoyo, en esta aventura, para la que no me falta ilusión, pero sí experiencia!
Por lo demás, el Barça sigue jugando bien, yo diría que muy bien, le sacamos 15 puntos al Madrid y seguimos alucinando con Messi, Xavi, Iniesta y compañía.
Como me contabas, mucho antes de que existiesen aquí los canales que “echan” los partidos, internet y todo eso, que allí en Gabor se podía ver todo en una especie de ventana o pantalla, con esa tecnología tan avanzada que tenéis… te pienso, te siento y te imagino poniéndote igual de nervioso que aquí, cuando se tuerce el partido o cuando se falla un gol cantado, cabreándote (más moderada y cabalmente que yo, lo admito) con alguna decisión arbitral, disfrutando con las genialidades de los nuestros y quedándote “jodido” con alguna derrota inesperada, aunque suceda cada vez menos.
El Sirimiri por su parte, como ves, no cesa de momento, como este Barça irrepetible (o no, quién sabe). Intento mantenerlo fiel a tu estilo, pero le aporto algo de mi propio sello, más irónico alguna vez, con más acidez en otras y en ocasiones como esta más sentimental. Me falta, quizás algún toque mayor de la nostalgia, la ensoñación o la prosa poética que tú ponías cuando hablabas de los acontecimientos hellineros, de la feria, de la Semana Santa, de sus calles, de sus gentes o tus recuerdos…
No es que yo no quiera tanto a Hellín como tú, sino más bien que en mi mochila no llevo tanto equipaje emocional, o que por esa infancia y juventud, primero madrileña y especialmente albaceteña noto determinadas ausencias de mi entorno hellinero por más que ahora sea no solo mi pueblo, como ha sido siempre, sino el de mi propia estirpe y mi progenie.
Sé que en eso no puedo competir, al menos por ahora, porque Hellín estaba mucho más en tu cabeza y tu alma que en las mías e incluso, y tal vez por eso, soy más crítico o veo más los defectos que tú en esta ciudad nuestra de tambor y caramelos.
Para el final quedo yo, que ahí voy, tirando… tapando como puedo y con la ayuda de Laura, las nenas, mamá…  los huecos que dejaste hace hoy un año, porque tú, igual estás muy bien allí en Gabor, pero para mí es una putada no tenerte aquí conmigo.
Entro en tu habitación y hay días que recupero tu olor y me paro un poco, como si la vida me diese un segundo de recuperación de ti, otros días me voy a la cama pensando que voy a soñar contigo y a veces el deseo se cumple y puedo aunque sea en ese estado onírico tocarte o abrazarte de nuevo.
Conservo mi “herencia”, un equipo de fútbol que me hace disfrutar como un niño, un carnet del PSOE que me hace pensar que no todo está perdido, un sirimiri para decir y escribir lo que me da la gana, un espacio en la revista de la Asociación de Tamborileros, un arsenal de cuentos, poemas etc. escritos y por escribir, un Catedrático de Nostalgia  y sobre todo una forma de ser e ir por la vida, sin hacer de menos a nadie y sin tener que plegarme ni hacer de más a  nadie por su poder o su capacidad económica.
Hoy hace un año que Gabor te reclamó para sus fines, sean los que sean, y yo parafraseando a nuestro poeta “no perdono a Gabor enamorado”, pero te envío esta carta por las vías espaciales de costumbre con el “cohete sirimiresco”, sabiendo que la respuesta vendrá en forma de recuerdo y en cada detalle y que como dice la copla revolucionaria entre Camilo y Fidel “No es cierto que te hayas muerto… y oirás de nuevo a mi voz preguntar ¿Voy bien Juanín?” 
 Un beso o miles de tu hijo.

Juan Antonio Andújar Buendía

No hay comentarios:

Publicar un comentario