UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




lunes, 4 de junio de 2012

EL SIRIMIRI QUE NO CESA

Adhesiones inquebrantables: Hagamos hoy un receso en la triste realidad “recortativa” para unas pequeñas reflexiones. Vengo observando de un tiempo a esta parte como el devenir humano en cualquiera de los órdenes de la vida está plagado de adhesiones inquebrantables, que llegan hasta límites que pueden parecer, a veces, auténtico “borreguismo”.
Hace poco, por ejemplo, se celebró el Congreso Provincial del Partido Popular, donde se presentó, como casi siempre, un solo candidato para sustituir a Marcial Marín, al frente del Partido Conservador en Albacete. Lógicamente este único candidato, Francisco Núñez, alcalde de Almansa y Presidente de la Diputación, salió elegido con, creo, que  un 99% de los votos. Que Núñez es un valor al alza en el PP, está claro, lleva una carrera meteórica, cimentada, eso sí, en el apoyo que tiene en su pueblo por un extraño partido independiente. Podría entender que una amplia mayoría de su partido esté con él, pero que de toda la militancia del PP en la provincia, no haya ni siquiera, no digo un 20%, sino un 5 ó un 10% en contra, raya no lo curioso, sino directamente lo absurdo.
Pero esto, que es solo un ejemplo, pasa en casi todos los partidos, que se manejan, en la mayoría de los casos, con escaso debate interno con el viejo tópico de “El que se mueve no sale en la foto”. Incluso en los supuestos en que podría haber sano debate, este se sustrae a los militantes, con las pequeñas adhesiones inquebrantables locales, provinciales o regionales.
Lo vimos recientemente en el Congreso Federal del PSOE, donde la clave, no era si los delegados, individualmente considerados, eran convencidos por Chacón o Rubalcaba, sino si tal Federación iba a votar a uno u otro o si los Bonistas, Guerristas, Felipistas (otra vez las adhesiones) iban a decantar, como parece que sucedió, la balanza a favor del que hoy es Secretario General.
Hasta en pueblos  pequeños como Hellín, los posibles debates, se cifran en la adhesión, la lealtad y estar conmigo o contra mí, y no en proyectos, ni siquiera en saber que es lo mejor para el momento concreto.
Una vez conseguida, la adhesión inquebrantable, implica el sí a todo, el amén y por el contrario conlleva apartar al discrepante, si es que lo hubiera, sin ni siquiera darle oportunidad de expresar sus opiniones; En definitiva, el líder, ya sea a grandes niveles, como a pequeños o mediopensionistas, acaba rodeándose como los antiguos Césares de atláteres y correveidiles, incapaces de ponerle un pero a su gestión, pero que no dudarán, llegado el caso y cuando el líder caiga en desgracia, prestar su adhesión inquebrantable a un nuevo líder, con la vieja frase de “yo ya dije que con éste o ésta no íbamos bien”. Frase que habrá sido dicha, no en los lugares pertinentes, sino en otros más habituales del carácter español, barras de bar, mesas de café  y cotilleos de portales.
Ejemplos tenemos ilimitados, y no solo en los partidos políticos, sino en cualquier grupo, asociación, empresa etc. y no ya en temas que son imposibles. No vamos a pedir un discrepante en Intereconomía, no.
Pero, en la Conferencia Episcopal, pongamos por caso, no voy a decir que si es que no hay ningún obispo partidario del aborto, pero ¿Tampoco hay ninguno que crea que la Iglesia deba pagar el IBI y que Rouco se equivoca?
Entre todos los miembros de las asociaciones empresariales mayoritarias a nivel local, provincial, regional y nacional ¿no hay uno sólo que piense, por ejemplo, que la reforma laboral es contraproducente?
Entre todos los comerciantes, a través de asociaciones de comercio,  de autónomos etc. que han bajado sus ventas un 9 y pico por ciento, ¿no hay, aunque sea un pequeño grupo, que  opine que los recortes en salarios, interinos, ayudas, prestaciones etc. etc. están perjudicando a sus pequeños negocios?
Entre los cientos o miles de concejales/as del PP ahora o del PSOE antes, algunos incluso independientes y sin carné de los partidos ¿no hay o había 2 ó 3 que no estaban o no estén de acuerdo con una sola de las medidas que toma o tomaba la Junta de Comunidades y que afectaban a sus municipios?
 Podríamos seguir con cualquier colectivo, desde equipos de fútbol a ONGs, pasando por Colegios Profesionales, Asociaciones sin ánimo de lucro, Sindicatos, Grupos de Comunicación etc. etc.
Hay otra posibilidad y es que la culpa sea de la gente. Pudiera ser, que no hay debate y discrepancia, porque aquellos que podríamos ejercer esa labor no participamos en la misma.
¿Pudiera ser que hubiese un amplio sector de votantes tradicionales y fieles del PP o del PSOE o de IU o de UPyD o de los nacionalistas, que no sean militantes, que no estén de acuerdo, y se quejen, con lo que hacen sus partidos, sea en un gobierno o en la oposición, pero que luego a la hora de elegir les sigan votando?. Creo que sí, creo que muchas veces, el problema no está en las férreas estructuras y los clientelismos de los partidos, asociaciones y colectivos, sino en la escasa participación ciudadana.
Por ejemplo, hemos visto movilizaciones colectivas recientemente como las del 15 M, con una amplia participación, ¿por qué de este movimiento ciudadano no ha surgido un movimiento político, por qué toda esa gente no se ha integrado, cada uno según su ideología, en partidos existentes, para propiciar el debate y el cambio de las estructuras, como creo que proponen, lo que a mi juicio, sería más positivo?
¿Por qué tantas veces criticamos a la directiva de nuestra asociación, cofradía etc. del AMPA del colegio de los niños, a nuestro representante sindical o al presidente de la Cooperativa, pero nunca o casi nunca queremos asumir esa responsabilidad y ni siquiera compartirla?
Y ¿por qué otras muchas veces, cuando entramos o nos afiliamos o nos apuntamos con ilusión e ideas renovadas a un partido o un colectivo, acabamos después cayendo en los mismos errores y personalismos que pretendíamos noblemente erradicar?
 Alguien puede pensar, que esto es consustancial al género humano, o que forma parte de eso que llaman carácter español, pero yo me niego a creerlo, pienso que es más una cuestión de cultura y educación democrática y participativa.
Hay países como Francia o EEUU, por ejemplo, donde se puede dar una enconada lucha, un fructífero debate y una masiva participación, en unas primarias de un partido político, y luego que el candidato vencedor aúne esfuerzos y, lo que es más importante, ideas, de cara a enfrentarse en las elecciones al resto de fuerzas políticas e incluso salga triunfador en el envite. (Lo vimos con Hollande y antes con Obama)
Aquí esto es impensable, de momento, pues parece que discutir, debatir, contrastar pareceres en el seno de un partido o de cualquier otro colectivo ya implica divisiones irreconciliables, que acaban como mínimo apartando al perdedor, si no terminan con dimisiones más o menos forzadas, abandonos, expulsiones etc.
Parece como si estuviésemos acostumbrados al caudillaje, pequeño o grande y a quejarnos más o menos, sin mojarnos o cuando nos mojamos, abandonando ante el primer contratiempo y sin posibilidad de cambiar las cosas.
Mientras, los que ostentan cualquier “carguico”, aspiran solo a perpetuarse en él, a tener al colectivo controlado, desconfiando ante cualquier iniciativa que no venga de sí mismos o su entorno y creando redes clientelares por miedo a que le muevan la silla.
Participar en cualquier ámbito implica ser electores y elegibles y en cualquier caso ese afán por imposibilitar el debate, aquello de “atado y bien atado”, se acuerdan, impide crecer a la sociedad e impide al final que fluyan las ideas y en cierto modo que crezca la persona, individual y colectivamente.
Abramos pues el campo de juego: Si creemos en los partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales o de cualquier tipo, existentes,  pero no en sus estructuras, alcemos la voz desde dentro o impliquémonos entrando desde fuera para cambiarlos y si no creemos en los colectivos que hay, fundemos otros nuevos y reclamemos en todo caso, nuestro derecho a participar como consagra la Constitución.
BREVEDADES:
BREVEDAD 1: Hablando de Asociaciones, partidos etc. Sigo sin tener noticias sobre si se ha resuelto ya y en que forma, el contencioso que se suponía que había, igual ha sido un sueño, en la Agrupación Local del PSOE; Que yo sepa la Ejecutiva, no sé si Interina o no, de Javier Carrasco, no ha convocado ninguna asamblea para explicarlo, bueno creo que no ha convocado ninguna asamblea para nada, ni ha dicho esta boca es mía. Tampoco la otra parte ha hecho declaraciones al respecto últimamente, al menos que yo tenga constancia, y tampoco he visto en la prensa nada por parte de los órganos superiores del partido. No creo que sea porque estén todos muy ocupados gobernando, pero en fin… Si no ya…después del verano…
BREVEDAD 2: El pasado sábado celebramos en el marco de las bóvedas de la Plaza de Toros un pequeño acto de, digamos, homenaje a los que escribieron versos a La Glorieta, con un recital poético, del que ya da cumplida cuenta mi compañero de Jueves y alma mater del acto Rafael López “Cañamón”. Desde aquí solo agradecer, a los asistentes, entre los que había artistas y poetas locales, aficionados taurinos y de la escena, familiares, amigos etc. no solo sus sentidos aplausos sino sus felicitaciones y muestras de afecto y cariño. Lo mejor que le puede pasar a un poeta, a un actor, a un narrador, o a cualquiera que se presenta ante el público, es el reconocimiento. Gracias a todos y todas.
BREVEDAD 3: La semana pasada tuve un pequeño percance automovilístico en la carretera de Agramón, del que fui “salvado” (dada mi impericia para cambiar ruedas) por el conocido restaurador, Emilio Vizcaino y su acompañante. Emilio no paró para auxiliarme, porque me conociese desde pequeño, ni por la amistad que le unía a mi padre, paró porque vio que alguien necesitaba ayuda y fue entonces cuando descubrió que ese alguien era Juanito, como el me llama, por eso y por otras muchas cosas Emilio es lo que llamamos BUENA GENTE
Juan Antonio Andújar Buendía

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