UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




sábado, 3 de noviembre de 2012

UN SIRIMIRI ESPECIAL



        Juanín.

        Cuando salga este sirimiri, será ya Todos los Santos, una “festividad”, si puede llamársele así, a la que no es que yo sea muy aficionado, debo confesarlo. Las veces que he visitado el cementerio de Hellín, el de Almansa o el de Albacete en estas fechas, ha sido más por obligación o más bien por acompañar a algún familiar, que por devoción.

        En este tiempo en que la fe que me puede quedar se mueve por arenas movedizas, sigo pensando como cuando la tenía, si es que alguna vez la tuve, que los seres queridos si están en algún sitio no están entre mármoles y flores donde solo existen los despojos y que al fin y al cabo somos los vivos y no los muertos, los que queremos aferrarnos a una presencia que caso de ser real, está mucho más allá y acá, válgame el juego de palabras, que encerrada en un recinto de piedra y en un día señalado como este.

        Dicho esto y para el caso de que existan todos esos santos que hoy celebramos, dejarme que le deje una oración al mío

               

ORACIÓN

        La muerte, jodida muerte…

ese aguijón que no me deja solo,

ese buscar palabras y coloquios…

ese cifrarlo todo a mala suerte.

No perdono a la ausencia prematura,

ni dispongo al final de mis despojos,

cada vez que miro sin tus ojos

se me hace más difícil la andadura

¿Dónde voy, dónde quedo, dónde paso?

Me falta tanto de ti tan todavía…

Me refugio en tus brazos de poesía,

me muero más allá de mis fracasos.

En el camino azul de los limones…

¿Dónde estará tu visión y tu consejo?

¿Dónde se quedan mis ansias a lo lejos?

¿Dónde quedan, Papá, las emociones?

Cuando vuelva a vivir mi propia vida…

Cuando vuelva a sonar en tu garganta…

Cuando tenga la razón que aún me falta…

Cuando curen por fin tantas heridas…

La sangre repetida me atenaza,

los sueños compartidos me interpelan,

los versos se me caen aunque me duelan…

El adiós no dicho me desplaza.

Reviviré mañana, ¡te lo juro!

Porque te debo ser feliz ¡te lo prometo!

Me abro la carne al fin, me quedo quieto,

me aferro a lo que tengo y que maduro.

Voy a vivir por eso, como siempre,

con el camino enseñado y conocido,

con tu fe, tu balón, tu juego y tu partido.

Con la vital pasión de tu simiente.

Y abrazado a tu dulce sementera

con las gotas de saberme confortado,

con la certeza de amar y ser amado;

Volveré a soñar noches enteras…

Con el sabor brutal de las mujeres,

que poblaron la tierra de tus venas,

retornaré a reir a manos llenas,

en los míos… que siempre fueron tus quereres.

 

Miguel.

Y continuando con santos, mártires y conmemoraciones y como cada cual tiene los suyos, el pasado 30 de Octubre se cumplieron 102 años del nacimiento de Miguel Hernández.

Si este fuese un gran país o solo un país decente, Miguel como Federico García Lorca y como tantos otros, mártires condenados al exilio exterior e interior, serían referentes de la dignidad y los principios más allá de la propia creación literaria.

En este mundo y en esta España actual, que gira a la derecha, que recorta derechos conquistados, Miguel seguiría luchando con su única fuerza:

 

LA PALABRA:

        Miguel, nos queda la palabra,

nos mantiene alerta la injusticia,

nos sigue rebelando la inmundicia

la pena solo tizna cuando arrastra.

        Jugaremos otra vez en las abarcas,

en la noche de la esposa y el esposo

queda detrás el traje el hombre sin reposo

La mujer limpiando la cebolla y las escarchas.

        Miguel de nombre barro aunque se llame

Silbo, Labrador, Perito en Lunas…

entre todas tus voces suena una,

perro que ni se calla ni se lame

        Lutos en la carne de los toros…

Pueblos en la masa de los vientos…

¡Aceituneros, no uno, somos cientos!

Yugos derribados entre todos

        Está Miguel, ya despuntando el alba…

Tres heridas que no curan hospitales:

Dinamitas, dientes, versos y puñales…

Libertad, Miguel, sigue siendo La Palabra.
 

Abuelo Juan

Y como no hay dos sin tres, por estas fechas, se cumplen también 102 años del nacimiento de Juan Andujar Balsalobre, mi abuelo, que tuvo la osadía de nacer en Cartagena, porque los hellineros nacemos donde nos da la gana, pero que s sin duda el poeta de Hellín y para Hellín, en la pasada feria la Asociación Amigos de Hellín le dedicó un homenaje con un magnífico montaje que intercalaba imágenes suyas y de su Hellín, con una semblanza de su trayectoria aderezada con muchos de sus versos magistralmente recitados por Carlos H. Millan y Agustín Cifuentes.

Para esa ocasión yo también pude participar con una pequeña intervención de la que rescato ahora, el verso final con el que rendía mi pequeño…

       

HOMENAJE

        Por las rutas que vivió el hellinerismo

nos reúne el poeta para el pueblo…

nos reúne su nombre y su apellido

el nombre y apellido de mi abuelo

Se dice que  no mueren los poetas

que viven en los versos y en las odas,

que vuelan por los cerros y placetas…

que sueñan en los llanos y las cotas

Si te duermes a golpe de coplilla…

Si despiertas al compás de un pasodoble.

Mamas Hellin, ¡nobleza de su villa!

Juegas al lapicero y al redoble

Semana Santa, Feria, burladero,

Dolorosa, Paso Gordo, Manolete,

aperitivo, botellín, gamba y sombrero

cuento niñez, caballito, sol, juguete.

María Dolores, Gloria, Carmen

Antonio, Anita, Pepe, Marilín

Marisefa, Mariano, Rafael,

su Josefa… su Nani y mi Juanín

Aquí te dejo pueblo a tu poeta

ya las palabras tocan a su fin.

se apagan ya clarines y cornetas…

Cobertera, J, Nazareno y Juan de Hellín.

 

Yo

Como estamos en noche de difuntos, hay que ir concluyendo y aún me queda sitio para un verso, recupero esta especie de epitafio sobre mi propia muerte, que al final no es otra cosa que la enésima declaración de amor para la mujer que vive entre mis sueños.

 

PARA CUANDO HAYA MUERTO

Al final cuando me haya muerto...

y a nadie le importen ya mis versos

al caminar ya libre de mis propios miedos,

me reiré contigo

como nunca antes habrán reído los poetas,

y podré contemplar por fin a los cadáveres

con la paz que da el no esperar ya nada

y jugaré al mus con otros cuerpos

presentes, como yo, sin prisa y sin premura.

        Mi muerte solo quiero que sea indiferente,

que no le importe a nadie,

ni sufran, ni haya llantos,

que esparzan mis cenizas

en el lugar donde antes hayan muerto mis sueños.

Mi muerte no ha de ser un festival al uso


común que se hace en Occidente,

ni pienso en reencarnarme como hacen en Oriente,

solo me gustaría que hubiera un Paraíso

y que cada muerto podamos elegir

el más acorde a nuestra conveniencia.

Si así fueran las cosas,

en la cola del paro de los muertos recientes...

yo solo pediría un rincón confortable

donde esperar que llegues.

¡Que tardes muchos años!

¡No deseo tu muerte!

pero nada ha de impedir que quiera

que llegado el momento

del último reposo de tu alma infinita,

mi Paraíso pequeño y fronterizo

coincida con el tuyo...

 

 

Juan Antonio Andújar Buendía

2 comentarios:

  1. Excelente,excelente,excelente... Versos que reconfortan, que hacen pensar a uno que ha habido y hay gente con unos sentimientos esplendidos. La belleza de la palabra.

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  2. Gracias Paco, sigo pensando que, como dijo Celaya, La Poesía es un arma cargada de futuro y estas son mis pequeñas balas

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