Juanín.
Cuando salga este sirimiri, será ya
Todos los Santos, una “festividad”, si puede llamársele así, a la que no es que
yo sea muy aficionado, debo confesarlo. Las veces que he visitado el cementerio
de Hellín, el de Almansa o el de Albacete en estas fechas, ha sido más por
obligación o más bien por acompañar a algún familiar, que por devoción.
En este tiempo en que la fe que me puede
quedar se mueve por arenas movedizas, sigo pensando como cuando la tenía, si es
que alguna vez la tuve, que los seres queridos si están en algún sitio no están
entre mármoles y flores donde solo existen los despojos y que al fin y al cabo
somos los vivos y no los muertos, los que queremos aferrarnos a una presencia
que caso de ser real, está mucho más allá y acá, válgame el juego de palabras,
que encerrada en un recinto de piedra y en un día señalado como este.
Dicho esto y para el caso de que existan
todos esos santos que hoy celebramos, dejarme que le deje una oración al mío
ORACIÓN
La muerte, jodida muerte…
ese
aguijón que no me deja solo,
ese
buscar palabras y coloquios…
ese
cifrarlo todo a mala suerte.
No perdono a la ausencia prematura,
ni
dispongo al final de mis despojos,
cada
vez que miro sin tus ojos
se
me hace más difícil la andadura
¿Dónde voy, dónde quedo, dónde paso?
Me
falta tanto de ti tan todavía…
Me
refugio en tus brazos de poesía,
me
muero más allá de mis fracasos.
En el camino azul de los limones…
¿Dónde
estará tu visión y tu consejo?
¿Dónde
se quedan mis ansias a lo lejos?
¿Dónde
quedan, Papá, las emociones?
Cuando vuelva a vivir mi propia vida…
Cuando
vuelva a sonar en tu garganta…
Cuando
tenga la razón que aún me falta…
Cuando
curen por fin tantas heridas…
La sangre repetida me atenaza,
los
sueños compartidos me interpelan,
los
versos se me caen aunque me duelan…
El
adiós no dicho me desplaza.
Reviviré mañana, ¡te lo juro!
Porque
te debo ser feliz ¡te lo prometo!
Me
abro la carne al fin, me quedo quieto,
me
aferro a lo que tengo y que maduro.
Voy a vivir por eso, como siempre,
con
el camino enseñado y conocido,
con
tu fe, tu balón, tu juego y tu partido.
Con
la vital pasión de tu simiente.
Y abrazado a tu dulce sementera
con
las gotas de saberme confortado,
con
la certeza de amar y ser amado;
Volveré
a soñar noches enteras…
Con el sabor brutal de las mujeres,
que
poblaron la tierra de tus venas,
retornaré
a reir a manos llenas,
en
los míos… que siempre fueron tus quereres.
Miguel.
Y continuando con santos, mártires y conmemoraciones y
como cada cual tiene los suyos, el pasado 30 de Octubre se cumplieron 102 años
del nacimiento de Miguel Hernández.
Si este fuese un gran país o solo un país decente,
Miguel como Federico García Lorca y como tantos otros, mártires condenados al
exilio exterior e interior, serían referentes de la dignidad y los principios
más allá de la propia creación literaria.
En este mundo y en esta España actual, que gira a la
derecha, que recorta derechos conquistados, Miguel seguiría luchando con su
única fuerza:
LA PALABRA:
Miguel, nos queda la palabra,
nos
mantiene alerta la injusticia,
nos
sigue rebelando la inmundicia
la
pena solo tizna cuando arrastra.
Jugaremos otra vez en las abarcas,
en
la noche de la esposa y el esposo
queda
detrás el traje el hombre sin reposo
La
mujer limpiando la cebolla y las escarchas.
Miguel de nombre barro aunque se llame
Silbo,
Labrador, Perito en Lunas…
entre
todas tus voces suena una,
perro
que ni se calla ni se lame
Lutos en la carne de los toros…
Pueblos
en la masa de los vientos…
¡Aceituneros,
no uno, somos cientos!
Yugos
derribados entre todos
Está Miguel, ya despuntando el alba…
Tres
heridas que no curan hospitales:
Dinamitas,
dientes, versos y puñales…
Libertad,
Miguel, sigue siendo La Palabra.
Abuelo Juan
Y como no hay dos sin tres, por estas fechas, se
cumplen también 102 años del nacimiento de Juan Andujar Balsalobre, mi abuelo,
que tuvo la osadía de nacer en Cartagena, porque los hellineros nacemos donde
nos da la gana, pero que s sin duda el poeta de Hellín y para Hellín, en la
pasada feria la Asociación Amigos de Hellín le dedicó un homenaje con un
magnífico montaje que intercalaba imágenes suyas y de su Hellín, con una
semblanza de su trayectoria aderezada con muchos de sus versos magistralmente
recitados por Carlos H. Millan y Agustín Cifuentes.
Para
esa ocasión yo también pude participar con una pequeña intervención de la que
rescato ahora, el verso final con el que rendía mi pequeño…
HOMENAJE
Por las rutas que vivió el hellinerismo
nos
reúne el poeta para el pueblo…
nos
reúne su nombre y su apellido
el
nombre y apellido de mi abuelo
Se dice que no
mueren los poetas
que
viven en los versos y en las odas,
que
vuelan por los cerros y placetas…
que
sueñan en los llanos y las cotas
Si te duermes a golpe de coplilla…
Si
despiertas al compás de un pasodoble.
Mamas
Hellin, ¡nobleza de su villa!
Juegas
al lapicero y al redoble
Semana Santa, Feria, burladero,
Dolorosa,
Paso Gordo, Manolete,
aperitivo,
botellín, gamba y sombrero
cuento
niñez, caballito, sol, juguete.
María Dolores, Gloria, Carmen
Antonio,
Anita, Pepe, Marilín
Marisefa,
Mariano, Rafael,
su
Josefa… su Nani y mi Juanín
Aquí te dejo pueblo a tu poeta
ya
las palabras tocan a su fin.
se
apagan ya clarines y cornetas…
Cobertera,
J, Nazareno y Juan de Hellín.
Yo
Como estamos en noche de difuntos, hay que ir
concluyendo y aún me queda sitio para un verso, recupero esta especie de
epitafio sobre mi propia muerte, que al final no es otra cosa que la enésima
declaración de amor para la mujer que vive entre mis sueños.
PARA CUANDO HAYA MUERTO
Al final cuando me haya
muerto...
y a nadie le importen ya mis versos
al caminar ya libre de mis propios miedos,
me reiré contigo
como nunca antes habrán reído los poetas,
y podré contemplar por fin a los cadáveres
con la paz que da el no esperar ya nada
y jugaré al mus con otros cuerpos
presentes, como yo, sin prisa y sin premura.
Mi
muerte solo quiero que sea indiferente,
que no le importe a nadie,
ni sufran, ni haya llantos,
que esparzan mis cenizas
en el lugar donde antes hayan muerto mis sueños.
Mi muerte no ha de ser un festival al uso
común que se hace en Occidente,
ni pienso en reencarnarme como hacen en Oriente,
solo me gustaría que hubiera un Paraíso
y que cada muerto podamos elegir
el más acorde a nuestra conveniencia.
Si así fueran las cosas,
en la cola del paro de los muertos recientes...
yo solo pediría un rincón confortable
donde esperar que llegues.
¡Que tardes muchos años!
¡No deseo tu muerte!
pero nada ha de impedir que quiera
que llegado el momento
del último reposo de tu alma infinita,
mi Paraíso pequeño y fronterizo
coincida con el tuyo...
Juan
Antonio Andújar Buendía
Excelente,excelente,excelente... Versos que reconfortan, que hacen pensar a uno que ha habido y hay gente con unos sentimientos esplendidos. La belleza de la palabra.
ResponderEliminarGracias Paco, sigo pensando que, como dijo Celaya, La Poesía es un arma cargada de futuro y estas son mis pequeñas balas
ResponderEliminar