¿Por qué es malo el bipartidismo? Últimamente ando dándole vueltas a este tema, porque
sobre todo y ante las recientes encuestas en las que el mal llamado
bipartidismo PP-PSOE, cae pero no tanto y las mal llamadas alternativas (UPyD,
IU) parece que frenan su avance y los mal llamados nuevos partidos (Podemos,
Partido X, Vox etc. ) no terminan de despegar, he visto como cierta desazón
cunde en muchos medios de comunicación que comentan la noticia como con pena, y en las redes sociales donde los intentos
muchas veces bienintencionados de amigos y conocidos por apoyar esa ruptura del
bipartidismo tampoco tienen éxito etc. etc.
El bipartidismo en sí mismo considerado
no es bueno ni malo, tan solo es un reflejo de la propia sociedad, generalmente
muchas sociedades plantean una bipolaridad o se establecen en torno a
dicotomías ya sean políticas o de otro tipo. En Sevilla la gente es del Betis o
del Sevilla y nadie dice que haya que crear o fundar otro equipo para romper
ese bipartidismo entre béticos y sevillistas, se que es un ejemplo absurdo,
pero es eso solo un ejemplo.
Lo que yo vengo a decir aquí, es que que
en una competencia electoral del tipo que sea, no tiene por qué ser un aspecto
negativo que la elección se limite a dos personas, dos candidaturas o dos
formaciones, al contrario en muchas ocasiones es hasta clarificador porque te
permite no solo decidir entre una opción y otra sino que supone que en
cualquier sistema electoral que se adopte, tu voto sea de verdad decisivo, sin
que influyan restos, normas, mayorías ponderadas o segundas vueltas según que
casos.
Al fin y al cabo la democracia más
antigua y más estable (democráticamente hablando que conste) del mundo los EEUU
se basan prácticamente en un bipartidismo cuasi absoluto, sin apenas opciones
para otras formaciones políticas, no porque no existan o por que la ley no los
ampare, sino porque la propia sociedad americana así lo quiere (nos guste o no)
Casi lo mismo se puede decir del sistema
parlamentario más viejo de Europa, el del Reino Unido, basado en un 90% en ese
mismo bipartidismo entre dos grandes fuerzas políticas, solo roto en contadas
ocasiones y tampoco creo que para la estabilidad democrática le haya ido mal al
Reino Unido, pues es curiosamente junto con el propio gigante americano y
algunos otros países anglosajones como Canadá o Australia casi los únicos que
se han visto a salvo durante los últimos casi dos siglos de las amenazas
totalitaristas bajo una forma u otra.
Los defensores del “pluripartidismo”
hablan de que cuanto más partidos más opciones para los votantes, hablan de
pluralidad y por tanto más posibilidades de elegir y de que una formación o una
candidatura se ajuste a nuestras posiciones ideológicas y puede ser cierto,
pero no es menos cierto que esa pluralidad no es ajena a esos países como EEUU
donde existe un fuerte bipartidismo, ya que la pluralidad llamemos diversa de
distintas siglas y anagramas se traslada en una pluralidad en el seno de los
dos grandes partidos americanos el Republicano y el Demócrata donde existe una
amplia amalgama de corrientes, líderes etc. plasmándose en las diferentes
elecciones primarias que celebran para elegir a sus diversos candidatos .
En realidad lo que sucede por ejemplo,
aquí en España, es que las estructuras de los partidos (de todos, ojo) son
muchas veces excesivamente monolíticas ideológicamente y por tanto el debate se establece, bien contra
el adversario exterior (las otras formaciones) o cuando se hace internamente (en
los casos que se hace) se circunscribe casi a una cuestión de nombres, de
personas, de líderes etc. y no a planteamientos más o menos progresistas, más o
menos ideológicos y más o menos políticos.
Vista así la realidad española, con los
dos grandes partidos (PP y PSOE) manteniendo un suelo electoral bastante
sólido, que aún en sus peores momentos roza o alcanza el 25-30% de intención de
voto, el resto de formaciones no pueden aspirar a más que (en el mejor de los
casos) alcanzar un misérrimo (aunque lo presenten como un éxito) 8 ó 10 %, más si
tenemos en cuenta el voto en las Comunidades con Partidos Nacionalistas en las
que aún hay una mayor fragmentación.
De esta suerte el voto descontento con
los dos grandes partidos, se fragmenta de tal forma, que puede hacer de mosca
cojonera, incluso decidir en algún caso, y con mucha fortuna gobernar algún
pequeño ayuntamiento, pero lo que no puede alcanzar es una mayoría para dirigir
los destinos de un país, de una Comunidad Autónoma o de una gran ciudad sino es
como mero aliado o instrumento de una de las dos formaciones principales.
¿Y se preguntará el lector que a dónde
quiero ir a parar? Ni yo mismo lo sé, es solo una reflexión. En las encuestas
de otros países de nuestro entorno, el voto descontento con los dos polos de la
orilla Socialdemócratas y Conservadores se está agrupando en movimientos
populistas unas veces con clara vinculación ultraderechista como en Francia y
otras con extrañas formaciones como los euroescépticos británicos o los
seguidores de Grillo en Italia, aquí afortunadamente eso es impensable, porque
el ataque interesado desde determinadas atalayas al bipartidismo no tiene ese
objetivo y porque en definitiva la fidelidad de voto del español medio es
seguramente mayor, por cuestiones a veces sentimentales o por cierto sentido práctico
que en otros países.
Lo que sí me parece, es que ese ataque
al bipartidismo a quién beneficia en la mayor parte de los casos es al PP:
1º Porque a la derecha del PP no hay
casi nada y lo poco que hay como VOX, con sus planteamientos radicales, no parece
más que una chinita en el zapato popular.
2º Porque a la izquierda (en lo que
podríamos llamar centro) UPyD, Ciudadanos etc. que pueden atraer al votante
digamos más moderado del PP, suelen presentarse (y de hecho ahí tienen su
origen algunos de sus líderes) como de centro-izquierda, aunque luego su
programa esté más cerca del PP que del PSOE, y por tanto es más fácil que
capten entre los llamémosles “más centrados” votantes socialistas que entre los
peperos.
Y por el contrario la pretendida
defenestración del bipartidismo perjudica
no solo al PSOE, sino a la tradicional 3ª fuerza IU e incluso a la
posibilidad de formar mayorías de izquierdas :
1º Porque supuestamente la mayoría de
estos movimientos o partidos (Podemos, Equo, Partido X, Compromis, el partido
del juez silva etc. etc.) se presentan como de izquierdas más o menos moderada,
con lo que pueden arrastrar a tradicionales votantes socialistas o de Izquierda
Unida, impidiendo no solo la subida del PSOE frente al PP, sino moderando la
que parecía imparable subida de IU e impidiendo al final o haciendo más difícil
las coaliciones poselectorales
2º La propia fragmentación del voto de
todas esas fuerzas que ideológicamente no tienen tantas diferencias, supone a
la postre, que ninguna de ellas tenga una representación relevante y con
capacidad de decidir, con lo que la supuesta influencia de esas posiciones de
izquierdas (surgidas de la ciudadanía, supuestamente) pero que no pertenecen a
los partidos tradicionales de la izquierda se diluyen sin más y sin solución de
continuidad.
Ante esta situación y ante la exacerbada
crítica al bipartidismo y a veces al tripartidismo (pues se incluye a IU) ¿no
sería mejor, me pregunto que todo esa amalgama se canalizase en 2, 3 o como
mucho 4 partidos aunque existiesen dentro de ellos diversas corrientes?
Imaginemos un gran partido de
Centro-derecha que eligiese su líder o candidato entre por ejemplo: Pedro Jota,
Rouco Varela, María San Gil, Rajoy, Esperanza Aguirre, Albert Rivera y Rosa
Díez. Aunque a la ronda final llegasen dos o tres
Y en el otro lado un gran partido de
Izquierdas con unas primarias a las que concurriesen en principio Pablo
Iglesias, Ada Colau, Elpidio Silva,
Sanchez Gordillo, Anguita, Llamazares, Cayo Lara, Madina, Chacón, Patxi
López, García Page etc. etc., aunque la lucha final estuviese entre uno del ala más izquierdosa y el ala más
moderada…
Creo sinceramente que para el debate y
el pretendido pluralismo, para la democracia en definitiva no solo sería mucho
más interesante sino que más sano, porque y con esta pluralidad de siglas y
esta amalgama de partidos, lo que estamos haciendo es votar matices, en vez de
decidir que corriente ideológica nos va a gobernar.
Ahora por ejemplo tenemos elecciones
europeas y está claro que vamos a decidir quién nos gobierna en Europa si la
Socialdemocracia o los Conservadores. En el Parlamento Europeo hay dos grupos
mayoritarios muy definidos y otros dos el liberal de centro y la Izquierda
bastante claros, pero luego hay una amalgama de no adscritos, es meridiano que
esa Izquierda (donde se integran los eurodiputados de IU) apoyaría al candidato
socialdemócrata para presidir Europa, pero ¿qué harán todos esos no adscritos?
A ver si por un quítame allá esa izquierda o ese centro, van a dejar que nos
siga gobernando la derecha…
Juan Antonio Andújar Buendía
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