UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




viernes, 9 de mayo de 2014

EL SIRIMIRI QUE NO CESA


¿Por qué es malo el bipartidismo? Últimamente ando dándole vueltas a este tema, porque sobre todo y ante las recientes encuestas en las que el mal llamado bipartidismo PP-PSOE, cae pero no tanto y las mal llamadas alternativas (UPyD, IU) parece que frenan su avance y los mal llamados nuevos partidos (Podemos, Partido X, Vox etc. ) no terminan de despegar, he visto como cierta desazón cunde en muchos medios de comunicación que comentan la noticia como con pena,  y en las redes sociales donde los intentos muchas veces bienintencionados de amigos y conocidos por apoyar esa ruptura del bipartidismo tampoco tienen éxito etc. etc.

        El bipartidismo en sí mismo considerado no es bueno ni malo, tan solo es un reflejo de la propia sociedad, generalmente muchas sociedades plantean una bipolaridad o se establecen en torno a dicotomías ya sean políticas o de otro tipo. En Sevilla la gente es del Betis o del Sevilla y nadie dice que haya que crear o fundar otro equipo para romper ese bipartidismo entre béticos y sevillistas, se que es un ejemplo absurdo, pero es eso solo un ejemplo.

        Lo que yo vengo a decir aquí, es que que en una competencia electoral del tipo que sea, no tiene por qué ser un aspecto negativo que la elección se limite a dos personas, dos candidaturas o dos formaciones, al contrario en muchas ocasiones es hasta clarificador porque te permite no solo decidir entre una opción y otra sino que supone que en cualquier sistema electoral que se adopte, tu voto sea de verdad decisivo, sin que influyan restos, normas, mayorías ponderadas o segundas vueltas según que casos.

        Al fin y al cabo la democracia más antigua y más estable (democráticamente hablando que conste) del mundo los EEUU se basan prácticamente en un bipartidismo cuasi absoluto, sin apenas opciones para otras formaciones políticas, no porque no existan o por que la ley no los ampare, sino porque la propia sociedad americana así lo quiere (nos guste o no)

        Casi lo mismo se puede decir del sistema parlamentario más viejo de Europa, el del Reino Unido, basado en un 90% en ese mismo bipartidismo entre dos grandes fuerzas políticas, solo roto en contadas ocasiones y tampoco creo que para la estabilidad democrática le haya ido mal al Reino Unido, pues es curiosamente junto con el propio gigante americano y algunos otros países anglosajones como Canadá o Australia casi los únicos que se han visto a salvo durante los últimos casi dos siglos de las amenazas totalitaristas bajo una forma u otra.

        Los defensores del “pluripartidismo” hablan de que cuanto más partidos más opciones para los votantes, hablan de pluralidad y por tanto más posibilidades de elegir y de que una formación o una candidatura se ajuste a nuestras posiciones ideológicas y puede ser cierto, pero no es menos cierto que esa pluralidad no es ajena a esos países como EEUU donde existe un fuerte bipartidismo, ya que la pluralidad llamemos diversa de distintas siglas y anagramas se traslada en una pluralidad en el seno de los dos grandes partidos americanos el Republicano y el Demócrata donde existe una amplia amalgama de corrientes, líderes etc. plasmándose en las diferentes elecciones primarias que celebran para elegir a sus diversos candidatos .

        En realidad lo que sucede por ejemplo, aquí en España, es que las estructuras de los partidos (de todos, ojo) son muchas veces excesivamente monolíticas ideológicamente y  por tanto el debate se establece, bien contra el adversario exterior (las otras formaciones) o cuando se hace internamente (en los casos que se hace) se circunscribe casi a una cuestión de nombres, de personas, de líderes etc. y no a planteamientos más o menos progresistas, más o menos ideológicos y más o menos políticos.

        Vista así la realidad española, con los dos grandes partidos (PP y PSOE) manteniendo un suelo electoral bastante sólido, que aún en sus peores momentos roza o alcanza el 25-30% de intención de voto, el resto de formaciones no pueden aspirar a más que (en el mejor de los casos) alcanzar un misérrimo (aunque lo presenten como un éxito) 8 ó 10 %, más si tenemos en cuenta el voto en las Comunidades con Partidos Nacionalistas en las que aún hay una mayor fragmentación.

        De esta suerte el voto descontento con los dos grandes partidos, se fragmenta de tal forma, que puede hacer de mosca cojonera, incluso decidir en algún caso, y con mucha fortuna gobernar algún pequeño ayuntamiento, pero lo que no puede alcanzar es una mayoría para dirigir los destinos de un país, de una Comunidad Autónoma o de una gran ciudad sino es como mero aliado o instrumento de una de las dos formaciones principales.

        ¿Y se preguntará el lector que a dónde quiero ir a parar? Ni yo mismo lo sé, es solo una reflexión. En las encuestas de otros países de nuestro entorno, el voto descontento con los dos polos de la orilla Socialdemócratas y Conservadores se está agrupando en movimientos populistas unas veces con clara vinculación ultraderechista como en Francia y otras con extrañas formaciones como los euroescépticos británicos o los seguidores de Grillo en Italia, aquí afortunadamente eso es impensable, porque el ataque interesado desde determinadas atalayas al bipartidismo no tiene ese objetivo y porque en definitiva la fidelidad de voto del español medio es seguramente mayor, por cuestiones a veces sentimentales o por cierto sentido práctico que en otros países.

        Lo que sí me parece, es que ese ataque al bipartidismo a quién beneficia en la mayor parte de los casos es al PP:

        1º Porque a la derecha del PP no hay casi nada y lo poco que hay como VOX, con sus planteamientos radicales, no parece más que una chinita en el zapato popular.

        2º Porque a la izquierda (en lo que podríamos llamar centro) UPyD, Ciudadanos etc. que pueden atraer al votante digamos más moderado del PP, suelen presentarse (y de hecho ahí tienen su origen algunos de sus líderes) como de centro-izquierda, aunque luego su programa esté más cerca del PP que del PSOE, y por tanto es más fácil que capten entre los llamémosles “más centrados” votantes socialistas que entre los peperos.

        Y por el contrario la pretendida defenestración del bipartidismo perjudica  no solo al PSOE, sino a la tradicional 3ª fuerza IU e incluso a la posibilidad de formar mayorías de izquierdas :

        1º Porque supuestamente la mayoría de estos movimientos o partidos (Podemos, Equo, Partido X, Compromis, el partido del juez silva etc. etc.) se presentan como de izquierdas más o menos moderada, con lo que pueden arrastrar a tradicionales votantes socialistas o de Izquierda Unida, impidiendo no solo la subida del PSOE frente al PP, sino moderando la que parecía imparable subida de IU e impidiendo al final o haciendo más difícil las coaliciones  poselectorales

        2º La propia fragmentación del voto de todas esas fuerzas que ideológicamente no tienen tantas diferencias, supone a la postre, que ninguna de ellas tenga una representación relevante y con capacidad de decidir, con lo que la supuesta influencia de esas posiciones de izquierdas (surgidas de la ciudadanía, supuestamente) pero que no pertenecen a los partidos tradicionales de la izquierda se diluyen sin más y sin solución de continuidad.

        Ante esta situación y ante la exacerbada crítica al bipartidismo y a veces al tripartidismo (pues se incluye a IU) ¿no sería mejor, me pregunto que todo esa amalgama se canalizase en 2, 3 o como mucho 4 partidos aunque existiesen dentro de ellos diversas corrientes?

        Imaginemos un gran partido de Centro-derecha que eligiese su líder o candidato entre por ejemplo: Pedro Jota, Rouco Varela, María San Gil, Rajoy, Esperanza Aguirre, Albert Rivera y Rosa Díez. Aunque a la ronda final llegasen dos o tres

        Y en el otro lado un gran partido de Izquierdas con unas primarias a las que concurriesen en principio Pablo Iglesias, Ada Colau, Elpidio Silva,  Sanchez Gordillo, Anguita, Llamazares, Cayo Lara, Madina, Chacón, Patxi López, García Page etc. etc., aunque la lucha final estuviese entre  uno del ala más izquierdosa y el ala más moderada…

        Creo sinceramente que para el debate y el pretendido pluralismo, para la democracia en definitiva no solo sería mucho más interesante sino que más sano, porque y con esta pluralidad de siglas y esta amalgama de partidos, lo que estamos haciendo es votar matices, en vez de decidir que corriente ideológica nos va a gobernar.

        Ahora por ejemplo tenemos elecciones europeas y está claro que vamos a decidir quién nos gobierna en Europa si la Socialdemocracia o los Conservadores. En el Parlamento Europeo hay dos grupos mayoritarios muy definidos y otros dos el liberal de centro y la Izquierda bastante claros, pero luego hay una amalgama de no adscritos, es meridiano que esa Izquierda (donde se integran los eurodiputados de IU) apoyaría al candidato socialdemócrata para presidir Europa, pero ¿qué harán todos esos no adscritos? A ver si por un quítame allá esa izquierda o ese centro, van a dejar que nos siga gobernando la derecha…

 

 

                Juan Antonio Andújar Buendía

         

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