UNA FRASE

Llamó a mi puerta la nostalgia y no le abrí... pues estaba buscando soluciones para el futuro




lunes, 16 de abril de 2012

LO QUE ESCRIBE UN GRAN AMIGO

 (Mi buen amigo Juan, me manda la entrañable y emotiva carta y el maravilloso poema de RUBEN DARÍO que le envía su suegro y me autoriza a publicarla en el blog. La reproduzco literalmente, conteniendo la emoción en la medida de lo posible)

Querido Juan Antonio: Yo, que no he sido ungido por las musas con el DON de componer versos, aunque sí lo he sido con el otro menor de amarlos y necesitarlos, he querido despedir, con la cierta provisionalidad de este acto en la vida, a Juan Andújar Tomás, tu padre y maestro mágico, LIROFORO ahora ya celeste, con los versos, en mi opinión insuperables, de uno de los más grandes poetas: RUBEN.

Que todo cuanto en estos versos se desea y se imagina se cumpla con creces para su espíritu sideral, tan cercano ya durante toda su vida a las otras regiones imaginadas, aunque no por ello menos ciertas, y que mi deseo sirva de homenaje y reconocimiento a su personalidad y a los días (escasos) que pudimos convivir.

Un entrañable y celestial abrazo

Jose Andrés López Gosálvez, en Almansa, a cinco de abril de 2012

                                                 RESPONSO (De Ruben Darío y con su permiso, para JUANIN)

PADRE y maestro mágico, liróforo celeste
que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
diste tu acento encantador;
¡Panida!, Pán tú mismo, que coros condujiste
hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste
al son del sistro y del tambor

Que tu sepulcro cubra de flores Primavera
que se humedezca el áspero hocico de la fiera,
de amor, si pasa por allí;
Que el fúnebre recinto visite Pan bicorne
Que de sangrientas rosas el fresco Abril te adorne,
y de claveles de rubí.

Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo,
ahuyenten la negrura del pájaro protervo
el dulce canto de cristal,
que Filomena vierta sobre sus tristes huesos
o la harmonía dulce de risas y de besos,
de culto oculto y florestal.

Que púberes canéforas te ofrenden el acanto;
Que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,
sino rocío, vino, miel:
Que el pámpano allí brote, las flores de Cíteres,
¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeres
bajo el simbólico laurel!

Que si un pastor su pífano, bajo el frescor del haya,
en amorosos días, como Virgilio ensaya,
tu nombre ponga en la canción;
y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuche,
con ansias y temores entre las linfas luche,
llena de miedo y de pasión.

De noche en la montaña, en la negra montaña
de las Visiones, pase gigante sombra extraña,
sombra de un sátiro espectral,
que ella al centauro adusto, con su grandeza asuste
de una extra-humana flauta la melodía ajuste
a la harmonía sideral.

Y huya el tropel equino por la montaña vasta;
Tu rostro de ultratumba bañe la luna casta
de compasiva y blanca luz;
Y el sátiro contemple, sobre un lejano monte
una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
¡Y un resplandor sobre la cruz!

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